El 80%
de las pymes fracasa antes de los cinco años y el 90% no llega a los diez años.
Las cifras de fracaso de las Pymes son abrumadoras en cualquier país que se
analicen.
Las estadísticas indican que, en promedio, el 80% de las Pymes
fracasa antes de los cinco años y el 90% de ellas no llega a los 10 años.
Para
los dueños de Pymes, las razones del fracaso es necesario buscarlas fuera de
las empresas, pero los analistas empresariales se orientan más a identificar
las causas del fracaso en las propias Pymes y, en particular, en la capacidad
de gestión de sus responsables.
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Cifras alarmantes
Las cifras de fracaso de las Pymes son abrumadoras en cualquier país que se
analicen. Como es lógico, las mismas varían según el país, pero se mantienen en
altos niveles negativos muy similares. Así, por ejemplo, en España, para García
Ordóñez, de la Universidad de Cadiz, “el 80% de las empresas quiebran en los
primeros cinco años”.
Estas cifras son confirmadas por “Emprendedor XXI”, de La
Caixa, que advierte que “las estadísticas nos hablan de una elevada mortalidad
en las empresas de nueva creación: según datos de 2003, más del 70% de los
negocios no llegan a los cuatro años de vida”.
De acuerdo con la CEPAL “en los
países subdesarrollados entre un 50 y un 75% dejan de existir durante los primeros
tres años”.
Para Francisco Yañez (México) al cumplir 10 años, “solamente el 10% de las
empresas maduran, tienen éxito y crecen”.
De acuerdo con Cetro-Crece, también
de México, “el 75% de las nuevas empresas mexicanas debe cerrar sus operaciones
apenas después de dos años en el mercado.
Para degerencia.com: “la experiencia
demuestra que el 50% de las empresas quiebran durante el primer año de
actividad, y no menos del 90% antes de cinco años”.
Cuando
se crea una nueva empresa, la lógica ilusión de sus promotores les lleva a
diseñar planes de futuro que contemplan una interesante expansión del negocio
durante un tiempo indefinido.
Nadie se plantea, faltaría más, pensar en crisis
económicas, dificultades para obtener financiación o en ventas por debajo de lo
previsto.
Ni mucho menos en echar el cierre, dado el caso, ya que estamos
hablando del nacimiento de la empresa.
Pero,
¿cuál es la vida media de una empresa? Antes de buscar el dato que ofrece la
fría estadística, hay que saber que tanto las fusiones como las
adquisiciones son causas de defunción de las compañías, lo que no quiere
decir que su desaparición sea fruto del fracaso, sino quizá de lo contrario.
Existen las llamadas empresas “de fin de semana”,
que no son otra cosa que la conjunción de emprendedores e inversionistas del
sector tecnológico, en los denominados iweekend, quienes deciden poner en marcha
una idea que a todos les resulta interesante. La experiencia dice que no suelen
durar más allá de dos años, bien porque la idea al final no va a ninguna parte,
bien porque en su desarrollo necesitan una infraestructura mayor y se diluyen
en otra más grande.
No todas se montan deprisa y corriendo, para la gran
mayoría se exige un exhaustivo proceso de preparación antes de ver la luz. Una
vez en marcha, por lo general hay una fase crítica que suele llegar a los tres
años, donde la inexperiencia contable de los fundadores unida a unos flujos de
caja descontrolados, pueden dar al traste con el proyecto empresarial.
Empresas gacela y centenarias
Oriol
Amat, catedrático de economía financiera de
la Universidad Pompeu Fabra, hace una original distinción entre empresas gacela
y empresas centenarias para identificar las claves del éxito en
ambos casos. Las primeras son empresas de reciente creación que apuestan por la
excelencia en calidad, en I+D y la internacionalización, están orientadas al
cliente y cuidan a su equipo de colaboradores fomentando la promoción interna y
la formación. Durante los primeros años el crecimiento es alto si la ventaja
competitiva de sus productos y servicios lo permite, disminuyendo esa
progresión en la facturación transcurrido ese período.
Las
centenarias, aquellas que han conseguido ser exitosas a lo largo de los años,
son las que han mantenido una actitud proactiva y flexible ante los cambios,
tienen una visión del negocio a largo plazo y han previsto los procesos de
sucesiónanticipadamente durante generaciones. Esta prosperidad
continuada exige innovar permanentemente sin perder de vista al cliente, tener
productos diferenciados con una marca potente, apostar por la calidad y
mantener los costes controlados.
Para
este catedrático la clave para la supervivencia de las empresas está en
mantener una política financiera conservadora, que implica cuidar
las inversiones para que no se disparen, y vigilar el endeudamiento. Apuesta
por el crecimiento equilibrado frente a lo que llama “muerte de éxito”,
donde un progresivo aumento de las ventas no significa tener muchos más
beneficios, ya que suele ir acompañado de un crecimiento descontrolado de los
activos y un aumento aún más elevado de las deudas.
En
su opinión, el modelo de negocio de una empresa consta de dos partes, elmodelo
económico y el modelo financiero. El primero hace referencia a los clientes
a los que se pretender vender, a qué precio y en qué plazos se les va a cobrar.
Este modelo no permanece estático en el tiempo, ya que depende de los gustos,
de las necesidades y de la mayor o menor fidelidad de la clientela, incluso de
los vaivenes del mercado. Conceptos como el “low cost” o las marcas blancas
afectan al modelo económico, y tienen una incidencia determinante sobre las
empresas que no sepan reaccionar a tiempo.
El financiero es el que proporciona liquidez al
económico, de tal manera que una buena idea empresarial sin un control contable
adecuado, puede colapsar el futuro de la compañía. Para el catedrático, la
capitalización es un factor clave de supervivencia en todo modelo de negocio.
El período de vida útil de las empresas
Las empresas tienen un período de vida útil a partir
del cual o se reinventan, o languidecen. Ser gacela y llegar a centenaria es
complicado, y exige una gestión en la que intervienen factores complejos como
los que se han descrito.
Para
Amat, la esperanza de vida de las empresas españolas es de 10,3 años,
que no es poco si se tiene en cuenta la gran rotación que existe en sectores
como la hostelería y el comercio tradicional, por ejemplo. El dato sube hasta
los12,5 años para las empresas europeas.
Como conclusión cabe decir que el mundo que rodea a la
empresa es cambiante, no se nota en el día a día pero existe si se analizan
períodos de tiempo más largos. Para sobrevivir a la media vital es obvio que
debe estar atenta a los retos que constantemente se presentan. Y solventarlos,
claro está.
Que pasa con loes emprendedores que las fundaron.
Experiencia : Emprendedora.
Mi primera empresa,
desde hacer los trámites en la administración
pública, pasando por la selección, contratación y en algunos casos el doloroso
despido del personal, hasta terminar limpiando el local porque no había quién
más lo hiciera.
Al final de un año de duro trabajo mi socia y yo teníamos que
tomar una difícil decisión, seguir adelante tratando de levantar la empresa o
cerrarla. Tuvimos que cerrar.
Ese año me enfrenté a uno de los más grandes miedos que se puede
enfrentar un aspirante a empresario: ¿Y si todo sale mal? Y pues bien, todo
salió mal…
El empresario está haciendo algo completamente
nuevo, para lo cual no hay manual de procesos, no hay inducción, ni
entrenamiento, no hay supervisor, ni quien arregle el problema si se equivoca.
Además no hay sueldo al final del
mes si las cosas salen mal.
Entonces el empresario comienza a
verse “obligado” a aprender de sus fracasos.
La realidad es que el empresario
llega a comprender que fracasar es simplemente una parte del proceso.
No se puede aprender si uno no
experimenta y no se puede experimentar sin el riesgo de fracasar.
Cuando el empresario fracasa no
busca a quién culpar, más bien busca la lección para no volver a cometer el
mismo error.
¿Cuál es tu actitud ante el fracaso? ¿Cuál es tu filosofía ante
los errores?
Muchos aspirantes a empresarios se ven paralizados por el miedo a
las consecuencias de sus errores (como perder dinero o quebrar la empresa) y
por otro lado, también les paraliza el pensar en quedar mal (hice el ridículo,
qué mal me fue).
1.
Si bien los empresarios toman riesgos y pueden fracasar en el
proceso, sus riesgos son controlados hasta cierto punto, haciendo un plan que
anticipe las situaciones que podrían encontrar.
2.
No hay garantía de éxito, pero la planificación es una herramienta
que te puede ayudar a vencer el miedo.
3.
El miedo al fracaso es la
principal razón del fracaso.
Fracasar es parte del proceso de
aprender.